MACONDO




Bajo el tórrido sol de mediodía
En aquel mágico mundo trastocado
Reposaban los almendros polvorientos
Por el duende azul y transparente
De tu Macondo. Irreverente creador
De luces. El sortilegio de tu sueño
Desordenó los mundos sumergidos
Con peces de colores, estrellas submarinas
Y barcos naufragados
Con pálidas criaturas
Dormidas sin consuelo.
Al son de la palabra
Esa que nunca tiembla
Ante el fusil que acecha
Emboscado en la sombra
Desandaste caminos
Bordeando imperturbable
Abismos neblinosos
En remotos paisajes.
Alquimista del verbo;
Quien tuviera la magia
De trastocar el mundo
Repicando palabras
Del pantano a la lluvia
De la rosa de lata
Coronando la frente
De una pobre muchacha
Soñando ingenuamente
En su reino de nada.
Quizás en las arenas
De aquella Aracataca
La volanda de pájaros
Otra vez desbandada
Se descuelgue en la lluvia
Con las alas tronchadas
Tal vez las mariposas
Amarillas, cansadas
Hayan cesado el vuelo
Agónicas y tardas
Al saber que allá lejos
El amor se desangra.
Qué larga soledad
Nos apretuja el alma
Cien años es muy poco
Para tu ausencia larga.
Que no cese tu barco
De navegar las aguas
Rio arriba, rio abajo
La proa levantada
Hacia el tórrido sol
En plena madrugada.







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